Y
por qué tenemos que mejorar en aquello que flaqueamos, y intentar luchar por
avanzar en nuestros puntos débiles, este verano me propuse hacer travesías. Una
disciplina desconocida para mi, no hace ni un año llegaba rendida a la segunda boya,
así que para mi supone un reto y a la vez es difícil enfrentarte a ello cuando sabes que no vas a destacar ni vas a hacer un buen papel. Pero está claro que
la forma de mejorar es esta.
Estas en el agua,
encuentras conocidos, escuchas el briefing, un pitido, y al agua. Veo
un agujero para mi, pero el agua es blanca, del bullicio de los nadadores. Empiezo a nadar. Nado pero no me recuerdo de sacar la cabeza para ver
la dirección que tengo que escoger y eso me provoca desplazarme a ratos, y regalar metros y tiempo. Nado
con una chica al lado que me hace mantener un buen ritmo. Segunda boya y voy a por la tercera. Al final voy nadando sola, los demás están separados unos de
otros. Para mi mejor, no me agobio, pero no aprovecho los pies de nadie. Nota mental, tengo que aprender a hacerlo para la próxima vez.
41 minutos para 2300 m. No puedo pedir
más. Contenta por mejorar, y contenta por seguir aprendiendo ;)
- 2a Travesia de SANT FELIU DE GUÍXOLS:
Travesía más corta, con más nadadores, y
en casa, no podía estar mejor, pero este no era mi día.
Llegamos a la salida calentando, 1200
metros, ahí me di cuenta que no haría una buena carrera. Mis gafas en vez de
ayudarme a ver me entorpecían, el mar revuelto, y yo sin ganas de nadar. Llegó
justo a la salida, sin tiempo para ponerme nerviosa ni situarme. Escucho el
pitido y al salir dentro de mar encuentro un sitio para mi pronto. Como de
costumbre patadas, bofetadas, hasta me peleo con un chico que me apretada en
cada remada. Intento concentrarme pero a a falta de 500 m el gorro se me sale.
Me lo quito, pero el pelo me molesta. En definitiva, cuando no tienes un buen día,
no hay nada que hacer, simplemente aprender de los errores y intentar saber
porqué has tenido ese día.